¿Por qué nos da cosa comer insectos si son los superalimentos del futuro?

¿Por qué nos da cosa comer insectos si son los superalimentos del futuro?
Puede que a algunos les dé escalofríos pensar en una arepa rellena de saltamontes crujientes o en espolvorear harina de gusano sobre su pizza favorita. Pero, aunque suene raro o incluso «repelente» para muchos, expertos aseguran que los insectos podrían ser el ingrediente estrella en el menú del futuro. Y es que, aunque en el mundo occidental torzamos la nariz, masticar bichitos ha sido parte de la dieta humana durante milenios. De hecho, en muchas culturas, no solo es común, ¡es todo un manjar!
La Agencia de las Naciones Unidas (FAO) ha estimado que la entomofagia (la práctica de consumir insectos) es seguida por alrededor de 2 mil millones de personas en el mundo. La mayoría de los insectos comestibles se consumen en América Central y del Sur (679 especies). Además, la entomofagia es ampliamente practicada en África (524 especies), Asia (349 especies) y Australia (152 especies). En 2019, se estimó que alrededor de 9 millones de europeos consumían insectos, lo que representa aproximadamente el 1,2% de la población en ese año. En Colombia, aunque no se cuenta con una cifra exacta, se reconoce la existencia de una diversidad significativa de insectos que forman parte de la dieta tradicional en distintas comunidades. Por ejemplo, las hormigas culonas (Atta laevigata) son consideradas una exquisitez en la región de Santander y tienen una larga tradición cultural y gastronómica.
Pero ¿por qué en la mayoría de los países occidentales rechazan la idea de consumir insectos? El problema del rechazo hacia los insectos como comida, está más relacionado en cómo percibimos a los insectos en nuestra cultura y la asociación mental que hacemos con ellos. Este rechazo, según algunos estudios, está relacionado con las actitudes implícitas, que son las ideas que formamos en nuestra mente sin darnos cuenta. Por ejemplo, la conexión que hacemos entre los insectos y el asco . Probablemente, por considerarlos desagradable, sucios y que pueden ser portadores de enfermedades.
Sin embargo, el interés por el consumo de insectos se ha venido acelerando. En 2015, los insectos fueron reconocidos como un alimento novedoso en la Unión Europea (UE). Adicionalmente, el cambio masivo en la forma en que los medios de comunicación posicionan a los insectos como el alimento del futuro, ocurrió después del informe de la FAO “Insectos para alimentar al mundo”. Algunos países europeos han regulado la producción de alimentos en base de insectos a partir del 1 de enero del año 2018, así los insectos, fueron oficialmente denominados como “Novel Foods”.
Pero ¿Cuáles son los beneficios de consumir insectos?
La cría de insectos genera menores emisiones de gases de efecto invernadero y menos contaminación por amoníaco en comparación con la ganadería tradicional, además de requerir significativamente menos tierra y agua. Estos pequeños organismos destacan por su alta eficiencia en la conversión alimenticia, lo que los convierte en una alternativa sostenible frente a las proteínas animales convencionales. Su bajo impacto ambiental y su versatilidad los posicionan como una solución prometedora para enfrentar los retos de seguridad alimentaria y sostenibilidad en un mundo con creciente demanda de alimentos.
No obstante, a pesar de los innumerables beneficios nutricionales y ambientales que representan los insectos comestibles, algunos expertos sugieren que la mejor manera de introducirlos en nuestra dieta no es servirlos enteros como snacks, sino molerlos y convertirlos en polvo para incorporarlos en alimentos procesados. Es decir, la forma de lograr que los insectos sean parte de la alimentación convencional es integrarlos de forma discreta en otros productos, en lugar de ofrecerlos tal cual. Aunque la verdadera clave para que los insectos se hagan populares está en el sabor y la disposición de las personas a aceptarlos. Sin estos factores, será mucho más difícil que se conviertan en una opción alimentaria común.
Así que, la próxima vez que veas un insecto en tu comida, tal vez no sea un «bicho raro», ¡sino el super menú de tu plato!